
NADA DE TI, SI NO DE ELLA
No quiero nada de vos.
La amistad, si acaso, quiero,
porque en verdad, la persona que quiero,
está lejos y me quiere.
Es con ella como el fuego,
que me quemo cuando habla,
es con ella cuando amo
y con ella cuando siento
y las llamas del infierno
no son nada, si no plumas delicadas.
Por eso vos no debéis,
enfadaros por decirlo,
que mi amor no va a usted,
si no que vuela siempre a su nido.
Y es que la quiero como al sol,
como a la luna y a los luceros,
la siento tan cerca aún estando tan lejos
que si no fuera por ella
no sé qué pinto en este convento.
Si, quiero amarla siempre
y decirle que la quiero,
sentarme en su puerta en silencio
y esperarla a que regrese
y que vea mi alegría
día tras día, noche tras noche,
y mi amor siga perenne
sin dejar caer sus hojas
si no que estén siempre tan verdes
recordarlo en un banco,
en un río, en un lago,
o en cualquier parte, arrimados,
como amantes complacientes.
Me gusta ella y creo que yo la gusto.
La quiero y creo que ella también.
Los dos nos volvemos uno
y como uno solo quiero abrazarla fuerte
besarnos como los dos sabemos
y caminar juntos hasta la muerte.
COMUNERO
No quiero nada de vos.
La amistad, si acaso, quiero,
porque en verdad, la persona que quiero,
está lejos y me quiere.
Es con ella como el fuego,
que me quemo cuando habla,
es con ella cuando amo
y con ella cuando siento
y las llamas del infierno
no son nada, si no plumas delicadas.
Por eso vos no debéis,
enfadaros por decirlo,
que mi amor no va a usted,
si no que vuela siempre a su nido.
Y es que la quiero como al sol,
como a la luna y a los luceros,
la siento tan cerca aún estando tan lejos
que si no fuera por ella
no sé qué pinto en este convento.
Si, quiero amarla siempre
y decirle que la quiero,
sentarme en su puerta en silencio
y esperarla a que regrese
y que vea mi alegría
día tras día, noche tras noche,
y mi amor siga perenne
sin dejar caer sus hojas
si no que estén siempre tan verdes
recordarlo en un banco,
en un río, en un lago,
o en cualquier parte, arrimados,
como amantes complacientes.
Me gusta ella y creo que yo la gusto.
La quiero y creo que ella también.
Los dos nos volvemos uno
y como uno solo quiero abrazarla fuerte
besarnos como los dos sabemos
y caminar juntos hasta la muerte.
COMUNERO
*A mi amor platónico, MARISA, de Barcelona.
Ayyyy Comu, que bello, el amor nunca desaparece cuando ha calado tan hondo en nuestra alma.
ResponderEliminarMe ha conmovido mucho leerte amigo y escuchar en este poema a ese amor que albergas dentro de ti desde hace tanto y que se asoma en tus letras cómo el sol que ilumina todo.
Un abrazo
Cecy